viernes, 14 de marzo de 2025

Comunicado: Más personalidades que Kaneki

 Después de llevar unos veinticinco años empleando el apodo de k-hole, he decidido cambiarlo y dejarlo solo en krieg (término alemán que significa guerra). De primeras dudé un poco, pero la verdad es que sentí que si alguien más me volvía a preguntar si me metía ketamina, iba a acabar saliendo en los periódicos (sección: homicidios, papel: infractora). 

Es cierto que, desde hace más de los dichos veinticinco años, k-hole tiene muchísimos significados para mí, pero desgraciadamente ninguno de ellos abarca la circunstancia de que ame drogarme, o que no lo ame pero lo haga. De hecho, de joven bebía alcohol cuando salía y hasta hace un año fumaba sin parar todos los días, pero en la actualidad mis únicas drogas son salir a correr, el café del desayuno, Tōru Kitajima y acariciar gatos.

Aún así, ya digo, solo lo dudé un tiempo y un espacio muy cortos, porque alguien como yo, que tiene durante un día e incluso dentro de una misma hora del mismo día, más personalidades que Kaneki, ¿cómo iba a tener apego por un solo apodo? Incluso mientras escribo esto ando sin tener un solo ser único, quiero decir: algunos me llaman krieg, otros Alania, ¡y yo lo que quiero es que no me llamen! 

Vamos que k-hole, o krieg, o Alania, qué importa, siguen siendo algunos de mis yoes de algún momento, y estos blogs me siguen teniendo como madre.

También añadir que a la que he cambiado el nombre, he aprovechado para hacer un lavado de cara a ambos blogs, básicamente me he cansado de la seriedad, de que me digan si tengo que poner esto o no, o aquello o no. ¡Basta!: No quiero ser buena, ni quiero ser profesional, ni una polla con lacito, quiero ser feliz y, para ser absolutamente sincera, tampoco es que tenga tantísimos lectores. 

En resumen, que igual que es bueno para mí que k-hole se acabe quedando tan solo en mi piel, es bueno para mí que mis blogs cuenten con lo que me dé la mismísima gana. Total, si quieren hablar mal, mal van a hablar, y si k-hole lleva conmigo más de veinticinco años, también llevo por bandera desde hará unos nueve ese verso de Silvia Nieva que dice: «No tengo nada que demostrarte»*, lamento no ser la infeliz que desearías, lamento si tú lo eres, pero también debo decir que lo lamento poco y en un cortísimo espacio-tiempo.

En fin, que ya llevo demasiadas palabras y ni siquiera es un asunto de tanto interés, así que, sin más: ¡Mí se despide!

Simplemente: ¡Sean!



*Me refiero aquí a estos versos de La fábrica de hielo, de Silvia Nieva.: «Podría quemarlo todo. / Podría quemar tu ciudad, / pero no tengo nada que demostrarte.».







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