miércoles, 19 de marzo de 2025

En el nombre de la guerra

—Algunas aclaraciones—

Parece que últimamente estoy muy charlatana, ¡pido perdón! (De todos modos, no pasa nada, dentro de poco volveré a desaparecer durante meses o años —no tengo pruebas, pero tampoco dudas—, así que dejad que me disfrute tan solo un poquito).


Sobre el nombre de la guerra, todo empezó antes que este ciclo interminable de lluvias, antes que esa capa de hielo que le ha salido a tu congelador, antes de que te asomaras a la ventana para ver si gris o azul, incluso antes de que yo naciera (estoy convencida). Antes de todo eso, yo ya tenía hambre: hambre crónica, hambre sintomática y testaruda. Pasando hambre hasta cuando estoy pasada de kilos, hambre hasta cuando acabo de terminar de comer. 

Y algo después, quizás cuando ya empezaban a salirle las puntas al manto helado de tus guisantes congelados, o cuando empezaste a levantar la persiana con ojos hinchacerrados, apareció C.:

—Pareces una guerra —dijo—, siempre con hambruna.

Sí, eso dijo.

Y así se inauguró:
Cada día el mismo C. y mi misma hambre:

Lo que empezó como una broma, como un saludo a la voz de ¡Guerra!, fue asentando el cemento que arrasaría con todo y abriría compuertas. 

Diré que, aunque odio las guerras y ni siquiera amo a los psicópatas que las aman, acogí al niño como si nada porque no es solo el hambre: También soy horrible, como las guerras; cansada, como las guerras; mayormente pobreza y ruina, como las guerras. (Si lo desea, puede encontrar aquí un etcétera y un mapa explotado).

Además, en aquel entonces me encontraba leyendo Adiós a las armas, un libro que también es bélico —Abro pausa: este dato no tiene nada que ver, pero es molón: Hemingway confesó en The Paris review que escribió su final cuarenta y siete veces antes de estar convencido, esto es algo que a los que escribís no os ha pasado nunca, ¿verdad? Cierro pausa—, así que quizás Hemingway apoyó al apodo un poco. 

Sin embargo —y aunque podría haber sido, porque por entonces ya lo conocía—, no se acercó para nada al demonio de la guerra: Sí, reconozco que soy una gran fan de Tatsuki Fujimoto y que su ida mental genera obras maravillosas que me entusiasman y me hacen correr a leer cada vez que publica como si volviera a tener cuatro años (¡No a todo el mundo le queda tan bien el estar medio loco!), pero si hubiera tenido que dejarme influenciar por Chainsaw man (donde los miedos y temores humanos se convierten en demonios), nunca habría escogido a Yoru —demonio de la guerra—, sino a Kiga —demonio de la hambruna—, al fin y al cabo, Kiga es casi donde inició todo. Y Kiga fue, de hecho, un sustituto que pensé para mi k —descartado—.

Pero ¿quién lo había estado viendo en ese carrete? Ecografía a ecografía. 
¿Es que alguien podría haberse dado cuenta, viéndolo formarse como un embrión de éter hasta convertirse en krieg
¿Quién lo oyó nacer a fuerza de melodía hasta la euritmia? 
Juro que fue esa canción: Prometo que fue esa la última parte que se forjó, aseguro que esas fueron las últimas extremidades caídas desde la k, desde el sudor y el amnios, y que dieron a luz cuando me crucé con C. y me apartó los auriculares negros de pasado.

Guerra, ¿qué escuchas que no me oyes?
krieg— respondí.

Y yo no sé si sonreí por la casualidad o por costumbre, pero por un momento oí el click de todo encajando:

Porque ya los bebés no nacían con sexo, sino que lo hacían con fonemas que habían sido llamados desde otros tiempos para buscarme.

Y poco después, no solo C. empezó a designarme así, sino que fue una expansión natural que fue conquistando terrenos y personas: 

Así se enredó en mí el nombre de la guerra, krieg

Con minúscula para recordar de dónde vengo.
Con para pertenecerme.
Y con C., siempre a mi lado, para calmar mi hambre.




*Banda sonora (u OST: original soundtrack) a la que se ha declarado culpable:



*krieg: Como comenté en la publicación anterior, término alemán que se traduce como guerra y también como culpable primigenio de todo este rollo.



¡Mí se despide! 
¡Sean!










No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja aquí tu comentario, insulto o amenaza: